La práctica física del yoga tiene tres principios básicos que condicionan su realización: inmovilidad, duración y relajación . El asana debe mantenerse con inmovilidad absoluta física y mental el mayor tiempo posible y buscando el mayor grado de relajación muscular, dentro de las capacidades del practicante. Únicamente los músculos que están relajados pueden estirarse, con tribuyendo así a el perfeccionamiento de la postura. Un músculo contraído no cede. Desde un punto de vista fisiológico la práctica del yoga se considera un ejercicio isotónico, excéntrico y aeróbico : el músculo se alarga en su longitud y se utiliza oxígeno en el mantenimiento del estiramiento muscular. Al emplearse el oxígeno para mantener el músculo estirado, se favorece un proceso antioxidante a nivel celular favoreciendo el retraso del envejecimiento.