Prana es la fuerza de la vida, la energía
vital. Yama es la disciplina, el control. Pranayama es la técnica de
control de la respiración, vehículo del prana. A través de los pranayamas
aportamos energía y fuerza a nuestro organismo, equilibramos la mente y creamos
las condiciones idóneas para establecer la unión cuerpo, alma y espíritu.
1.
Sentados en siddhasana, padmasana, vajrasana o sukhasana, cierra los ojos y
mantén la columna erguida y bien alineada. Las manos están gyan mudra.
2. Contrae ligeramente la garganta, en Jalandhara
Bandha, para crear algo de resistencia al paso del aire.
3. Inhala lenta y profundamente por la nariz
sintiendo el aire en lo alto del paladar. Siente como se llenan completamente
los pulmones y se hincha el vientre, luego la caja torácica y por último la
zona clavicular.
4. Retén unos segundos el aliento y cierra
completamente la glotis. Antara Kumbhaka (retención al lleno).
5. Exhala más lenta y profundamente que en la
inhalación y concéntrate en el sonido del aire al pasar por tu garganta.
Observa cómo se contrae cada músculo (garganta, abdomen y tórax). Vacíate
completamente.
6. Retén de nuevo la respiración durante unos
segundos. Bahya Kumbhaka (retención al vacío).
7. Inhala de nuevo y sigue respirando así, creando
un ritmo firme.
Puedes practicar esta respiración en cualquier
hora del día y durante el tiempo que necesites. Al finalizar, túmbate unos
minutos en Savasana.
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