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Karma yoga. El yoga de la acción desinteresada



Definición

El término karma (o karman), derivado de la raiz kri (“hacer”, “fabricar”) tiene muchos significados. Puede indicar “acción”, “trabajo”, “producto”, efecto”, etc. El Karma Yoga se traduce literalmente como el yoga de la acción. Pero aquí el término karma apunta a un tipo de acción específica. Concretamente, denota una actitud interna hacia la acción, que en sí misma constituye una forma de acción.

Acción e inacción

Existir es actuar. Incluso un objeto inanimado como una piedra, tiene movimiento. Mediante el Karma Yoga, ya se trate de un ama de casa o de un monje, cada acción se convierte en un sacrificio. Lo que se sacrifica es, en última instancia, el ego. Mientras se considere al ego (ahâmkara) como autor de las acciones, tales actos supondrán una limitación. Reforzarán el ego y obstruirán el camino hacia la iluminación. La acción o inacción egoica genera karma.

La palabra karma se define en el diccionario inglés Webster’s como “la fuerza generada por las acciones de una persona que, según el Hinduismo y el Budismo, mantiene la transmigración perpetua y, como consecuencias éticas, determina su destino en una próxima existencia”. El karma no es solo acción, sino también el invisible resultado que condiciona y determina el destino de la persona.

La idea subyacente es que somos lo que somos a causa de lo que hacemos o, más bien, de “cómo” lo hacemos. En nuestras acciones, expresamos quién o qué somos (o imaginamos ser). En otras palabras, externalizamos nuestro ser interior, de tal forma que nuestras acciones son un reflejo de nosotros mismos. Pero no se trata solo de reflejos. Existe una “retroalimentación” entre nuestras acciones y nuestra propia esencia. Cada acción actúa sobre nuestro si-mismo y contribuye a la completa estructura de la persona que pretendemos ser.

De esta forma, para simplificar, si alguien tiende a ser compasivo o bondadoso, sus acciones pueden ser consideradas como acciones buenas o benignas, contribuyendo a reforzar así la innata bondad o compasión del individuo. Por otro lado, si alguien tiende a ser malvado o destructor, sus acciones serán del tipo que catalogaríamos de malignas o destructivas y reforzarán la innata maldad del individuo.

La ley del karma

La unión entre los actos y sus efectos se considera una ley férrea —o lo que se ha considerado como ley de causación moral–. Parece que la ley del karma es el único aspecto inmutable del mundo en constante movimiento, el samsâra .
Esta enseñanza se halla estrechamente unida a otra creencia ampliamente difundida, compartida por las escuelas Hindúes, Budistas y Jainas. Se trata de la idea de que el ser humano es una estructura multidimensional o proceso que no desemboca en un abrupto fin con la muerte del cuerpo físico. Diversas tradiciones han ofrecido distintas explicaciones para esta continuidad post-morten y las interpretaciones oscilan desde la ingenuidad hasta la más elevada sofisticación. Según algunos, la conciencia que sobrevive se haya revestida con un cuerpo inmaterial esperando su nueva reencarnación dentro del plano material, en otro cuerpo físico, o en un cuerpo supra-físico en uno de los planos sobrenaturales (sutiles). De acuerdo con otros, la conciencia del ego no sobrevive a la muerte del cuerpo de tal forma que, estrictamente  hablando, no hay una entidad estable que transmigra, sino solo una continuidad de diferentes fuerzas kármicas .
Todas las escuelas, sin embargo, coinciden en que los mecanismos del destino en el plano físico y en cualquier otro plano de existencia están controlados por la calidad de las acciones de la persona o, de forma más precisa, por su intención.

Objetivo del Karma Yoga

El objetivo del Karma Yoga es la liberación a través de la acción. Es el arte y ciencia de la acción e intención responsables, de concienciarse kármicamente. Su propósito inmediato es impedir la acumulación de efectos kármicos desfavorables e invertir los efectos del karma existente.

Implica una inversión completa de la naturaleza humana, pues requiere un cambio en nuestra motivación a la hora de actuar.No solo se nos pide que asumamos la responsabilidad por las acciones adecuadas (kârya), sino también ofrecer nuestro trabajo y sus frutos (phala) a la Divinidad. Tal ofrenda (arpana), sin embargo, trae consigo necesariamente una auto-ofrenda, o abandono del ego. El Karma Yoga implica por tanto mucho más que cumplir con nuestro deber. Va mas allá de la moralidad convencional y conlleva una profunda actitud espiritual.
En definitiva, El Karma Yoga busca influenciar el destino de forma positiva. La enseñanza más importante de esta vía es la acción completamente altruista, sin apego y con integridad. Propone realizar los deberes y los actos sin apego a los frutos de la acción. Servir a todos desinteresadamente. El deber cumplido sin interés, sin egoísmo, sin apego.

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